¡Bien negra!, ¡tú puedes negra!
Mírate al espejo. Ahora dime, ¿tienes
la piel blanca?, ¿tu cabello es rubio o, mínimamente, de color castaño claro? y
¿tu figura corporal es genéticamente la de un súper hombre o súper mujer? Si respondiste
“sí” a todo, entonces sólo tendrías que mirar tu DNI y decirme si uno de tus
apellidos es de origen “extranjero” porque de lo contrario ni sueñes con ser
parte de uno de los programas de “competencias” de la televisión nacional.
Quisiera decirle “cuatro
verdades” a un par de conductores. Una de éstas, que “se callen la boca” porque
si se proclaman no ser racistas, vaya que hacen hasta lo imposible para no
creerles. ¡Bien negra!, ¡tú puedes negra! o ¡dale negra!, lo parlotean con tal
énfasis en la entonación y volumen que el sentido de lo dicho no puede
interpretarse como de simple aliento o motivación a la competidora; ésta es
otra verdad. Una más, si a todos los que no son de raza negra los llaman por su
nombre o un favorecido sobrenombre, por qué a la única competidora con
ascendencia de esta raza la tienen que diferenciar de los demás al gritarle “negra”.
Si no se los han hecho saber, recuerden que la oportunidad los ha hecho
conductores; por tanto, sus voces no están hechas para la locución en público, y
tampoco hacen lo posible para que lo que digan se oiga agradable o saleroso. La
cuarta verdad sería que, con intención o no de solapar una discriminación, se
sirvan callar la boca o busquen inteligente o creativamente otro modo de
alentarla o motivarla.
En los avisos de
oportunidades laborales prohibieron el uso del término “buena presencia” por
referir éste discriminación. Tal vez o seguramente, algunas empresas no lo
publiquen y sigan pretendiendo que sus aspirantes reúnan dicha condición, pero
eso tendría que probarse por quien pueda verse afectado. Lo cierto, es que se
puso inmediata atención a un acto de discriminación. Del mismo modo, habría que
ponerle inmediata atención a dicho programa para evitar, por lo menos, tal desafinación
que estalla sonoramente más a un acto discriminatorio que a un aliento, motivación
o muestra de valoración a la única persona que es distinta a los demás.
El Perú es un país de
diversidad racial y cultural. Dice un dicho “el que no tiene de inga tiene de
mandinga”. Constitucionalmente no hay diferencia de raza. Entonces, en
referencia a ese programa, correspondería que antes de “negrear” o “cholear” llamen
por su nombre a todos sus competidores por igual. O, si se tratara de denotar
familiaridad con alguno de ellos, que practiquen vocalización, volumen y entonación
porque, aquí o más allá de nuestro espacio territorial, suenan a racistas.
Edgar
Andrés Cuya Morales
Pedagogo
elsegundohogar.blogspot.com