En su mayoría de
veces que he tenido la necesidad de usar un baño público he salido huyendo ni
bien puse un pie dentro del mismo. ¡Puf!, ¡aj! o ¡qué asco!, fue lo que dije en
las distintas huidas.
¿Se
trata de falta de limpieza o hay gente muy sucia? La balanza se inclina más por la segunda razón
porque se ha visto que hay gente ensuciando baños públicos y, también, no tan públicos
como lo son los de sus propios centros laborales.
Ahora,
si la mirada va hacia las escuelas, se puede afirmar que no hay ninguna de
éstas en la que no se le tenga que estar llamando la atención a los alumnos por
la ensuciada, el desperdicio de agua y papel o el mal uso y destrucción de inodoros, tanques, griferías y hasta
el enchapado, puertas y ventanas de los baños.
Como
el uso del servicio es personal, íntimo e inviolable, es imposible hacerle un
seguimiento a la gente para detectar a los posibles autores de inimaginables “sorpresotas” de barbarie antihigiénica ocurrida
en los baños. Frente a ello, habrá que seguir limpiando, desinfectando y
arreglando. A la vez, sugerir la redecoración de las paredes de baños públicos en
un collage de carteles de avisos, recomendaciones, sugerencias y demás, para seguir
reintentando reeducar a quienes siempre saben confundirse entre la gente
educada. Otra alternativa podría ser una grabación de voz “en off” u oculta que
diga: “¡hey amigo, el baño no es tuyo, cuídalo porque otro también tiene el
derecho a usarlo limpio. En cuanto a las escuelas, se sabe que hay cosas que se
aprenden por repetición; entonces, habrá que repetir y repetir, sin cansancio, el
cómo usar adecuadamente los servicios higiénicos. También, hacerles saber a los
padres de que la tarea es de ellos, y si confundido entre ellos está un posible
ensuciador, que aproveche la ocasión para reeducarse porque si no… habrá que
reeducar a padre e hijo.
Hoy
en día han proliferado los supermercados o tiendas por departamentos, y todos
se muestran con unos servicios higiénicos de primera o bien implementados;
incluso, hasta con modernos secadores eléctricos de manos. Aquí, cabe hacer una
observación porque también deberían preocuparse en poner a alguien que enseñe a
usar esas modernas griferías. Pero, volviendo al tema, hay que decirle a quien
es sucio, que si él o ella quieren, se queden con su suciedad, pero que no
intente compartirla. Y, a quien es amigo de lo ajeno, que respete siquiera los
baños, que en el colmo se han tenido que encadenar hasta los inodoros y
tanques.
Es
obligado mencionar que, entre la gente que no usa correctamente el servicio
higiénico, están hasta algunos de “saco y corbata”, “vestido y cartera” y “uniforme
de la patria”, así que no basta reclamarle al personal de mantenimiento la limpieza
de lo baños, sino que los usuarios lo sepan usar, considerando que otro también
tiene el derecho de hacerlo, pero limpio.