- El profesor es la autoridad en el aula. Alto a su maltrato al haber relegado su presencia dentro del aula. Su labor importa e importa mucho porque educa; y, como tal, se respeta. No al aval de la cultura de “las amenazas” o “el amedrentamiento”, o al mal acto de “denunciarse por denunciar”.
- La escuela requiere volver a su esencia: “enseñar y aprender”. Siendo así, el profesor y el alumno son sus primeros actores. No hay actores antagónicos.
- Hasta el momento, esa política educativa de menospreciar al modelo educativo “tradicional”; y, desde ahí, haber desorientado las tareas pedagógicas en las aulas, no aplica a nuestra realidad y ha causado daño y retraso en el desarrollo de quienes educan y se educan.
- En la escuela se aprende a competir. No basta saber, hacer y ser. Hay que competir para saber si lo que sabes, haces o eres, te hace mejor. La mediocridad no compite y se justifica festejando cada derrota sobrevalorando el esfuerzo.
- La Autoestima no “sube”, ni “baja” callando las faltas en las que incurra el alumno en su proceso de aprendizaje. Hay que dejar de creer que todo cuanto haga el alumno, bueno y malo, es siempre bueno.
- Es uno de sus conceptos sobre Calidad Educativa, se dice que la calidad empieza por casa. Lo que se aprende en casa se pone en práctica en la escuela. Pero, si “la casa” no educa, hay que dejar que la escuela lo haga, y eso se respeta. El profesor no refuerza, educa.
- Lo que no aplica, no se insiste en su aplicación porque cansa y aturde. Basta con “el palabreo en el papel” en el que está vuelto el actual modelo o enfoque pedagógico. Ya es hora de que se ponga atención a la opinión do palabra del profesor.
- Los mejores sirven de ejemplo. Pero, cómo saber quién es mejor que otro. Hay que competir, y eso no es sometiéndolos a “exámenes escritos”. Hay que ser buenos observadores, y esa es una capacidad que no la tienen los actuales evaluadores. Hay que autocapacitarse, y no esperar lo que otros nos digan que hacer. Los mejores profesores tienen que tener la oportunidad para “Capacitar” con su propia “experiencia” de trabajo.
- No por más planes se ha garantizado los aprendizajes esperados. Entonces, menos “planes”, “compromisos”, “programas”, “módulos”, ”proyectos”, “celebraciones”, “días del logro” y demás… porque está visto que todo cuanto se ha dicho hacer, sólo ha servido de “pantallazo” ante las autoridades, quienes no ven más allá de lo que se les pone al frente de los ojos.
- No por más “cambios de denominación” o verbalización de “nuevas” palabras o conceptos se ha garantizado que la educación básica vaya a la vanguardia con otras realidades educativas que sí se distinguen por sus logros. Hay que dejar de convertir al profesorado en simples “repetidores” de copias, cambios de nombres o títulos o nombres en inglés sobre lo que no ayuda a educar. No a la memorización de conceptos impartidos a ocurrencia de la interpretación de uno u otro “asesor” de turno con poder para obligar a los demás a repetirlo, copiarlo o imitarlo.
sábado, 14 de mayo de 2016
Decálogo del hacer y no hacer por un cambio del Modelo Pedagógico de la Educación Básica en el Perú
viernes, 29 de abril de 2016
¡Grrr…, rgrgrgr…!
No
sé sabe si gruñir o rugir, pero es lo que está quedando por hacer si eso malo que
viene ocurriendo en esta sociedad “te toca”.
Hay
que gruñir o rugirle a la gente para que haga su trabajo. Hay que gruñir o rugir para que otro deje de abusar de
alguien. Hay que gruñir o rugir para que se haga justicia. Hay que gruñir o
rugir para que te devuelvan lo tuyo. En fin, si no gruñes o ruges es la
oportunidad esperada por muchos por ahí para tomarte como uno más con quien
pueden hacer…“lo que les venga en gana”.
En
el reino de los animales se incluye al hombre. No hay reino aparte para el
hombre. Sin embargo, lo que lo diferencia del resto de su reino parece ser que
sólo se ciñera a los inventos tecnológicos del cual hace gala de una enorme
capacidad que al rato se desdice o degrada por la conducta del animal no humano
que está ejerciéndola como medio de vida no cotidiano para quien es, naturalmente,
un animal sí, pero “humano”.
Existe
un Patrón de Acción Modal que asemeja las conductas naturales de los animales,
y el hombre no se haya excluido. Eso, lo sabe, estudia, analiza y ejercita “refinadamente”
a consecuencia del aprendizaje y en pro del desarrollo de sus demás y distintas
capacidades “humanas”. Pero, ¿por dónde andará aquel “tanto estudio y tanto desarrollo”
porque no es el privilegio de muchos, sino sólo de algunos o unos cuantos?
Con
mayor intensidad, y si no es que le ocurra a todos, pero si al 99% de quienes
si andamos preocupados por ser mejores personas, el salir a las calles es exponerse
al encontronazo con cuanto tipo va por ahí comportándose como un animal no
humano. Claro está, aquel tipo, no creyéndolo así, puesto que para esos hombres
y mujeres, y de todo lo que he podido oírles decir, lo que los marcaría diferente
a cualquier otro animal es el lenguaje, la dizque inteligencia, el estar parado
en dos patas, el saber manejar una combi, la criollada, lo corpulento que pueda
estar, etc. Mientras a otros, el carro del año, el apellido, la “maestría” o el
vestido de traje que pudieran estar luciendo. Si eso pasa en las calles, pobre
de esa gente buena que tiene que soportarlos en un mismo lugar o centro de
trabajo.
- ¿Qué
hacer?
Si sucede
que el hombre tiene conductas de un animal no humano es porque así se le permite.
Hay la tendencia de creer que todo es un derecho: “yo”, “sólo yo” y “nadie más
que yo”. Lo lamentable es que sea el propio Estado quien lo promueva creyendo
que con eso satisface a la población frente a su incapacidad de no dar la atención
primaria sobre sus necesidades básicas que año tras año la afecta, daña y
deteriora una calidad de vida que no llega nunca a alcanzar. Por ejemplo, se proclama
y se marcha, con bombos y platillos, por “el derecho a la vida”…mientras, hay
quienes andan enfermos, desnutridos y mueren por falta de alimentos. Siguiendo
con el ejemplo, se proclama “el derecho a la seguridad” y no se hace absolutamente
nada por la ausencia de oportunidades para el estudio o trabajo. Miles de
jóvenes están siendo conllevados a renegar de su patria y, acto seguido, a delinquir.
No es lo correcto, ni un pretexto aceptable, pero si una razón suficiente para quien
lo padece.
Hay
mucho por decir y, más, por hacer, pero nadie oye, ni quiere hacer si antes, de
eso, no “hay un arreglo” u “obtención de lo que vaya o pueda repartirse”.
¿Cuánto hay?, ¿cómo es? Si no hay nada: - ¡no pasa nada cuñao! Y, si de
educación se trata: - ¡eso no paga o en eso no se gana cuñao!
Se
habla, se ofrece y se dice estar haciéndose mucho por la educación. Eso será siempre
una mentira si las puertas de las oportunidades sólo se siguen abriendo a dependencia
del lugar donde hayas estudiado.
Mientras
“la justicia” sea sólo para condenar sin ver más allá de su sentido amplio de
justicia para la humanidad, y mientras se crea que es la repartición de derechos,
ésta será injusticia.
jueves, 24 de marzo de 2016
Tú, no… sólo yo
Dícese que
hay de todo en este mundo, y si de tipos de personas se trata… también los hay.
Pero, la frase no trasciende a la realidad hasta que te cruzas con una persona
del tipo que… “él es todo” o “para él es todo”. No sé si nacen con ese “chip” o
el dispositivo se lo insertan después de nacer. Su perfil, uno bastante peligroso
y, a la vez, entorpecido para la socialización y la convivencia armoniosa. Tiene
doble filo: presumido y sumiso, avispado y estúpido, maduro e infantil,
envalentonado y marica e ingenuo y malicioso.
En
un mundo globalizado, dizque sin segregación y desigualdad, asoma ese personaje
con una distorsionada idea o creencia absoluta de superioridad por sobre los
demás habitantes del planeta. Es muy posible que mal alentada por sus
progenitores cuando ellos no le dieron más explicación, a su hijito, acerca de
que “él es único” o “nadie es igual a él”, y que ha degenerado en un ser que
mira siempre de arriba, nunca de abajo porque nadie es igual a él; menos, puede
haber alguien más que él. Y, como para terminar de decorar la torta, alarga el
pescuezo, contorsiona la boca y agrava la voz, toda vez que sus frases las hace
gravitar en un “osea” o “y… nada” porque ha aprendido que así habla quien es
superior a los demás, y quien es superior es pituco. Entonces, tiene que verse
y sonar como un neto u original “pituco”.
No
creo que haya nidos, colegios y centros de educación superior alguno donde
adiestren a sus alumnos haciéndoles creer que ellos son “la última chupada del
mango” o “la última gaseosa del desierto”. Y, si los hubiera, no creo que la
intención refiera exactamente a la interpretación personal de cómo se comporta este
“patita”.
No
tiene amigos y, si los tiene, deben ser otros tan iguales como él creyendo ser
de otro sistema planetario con la mala suerte de haberles tocado vivir en la
Tierra con tanta chusma.
Sus
padres son conscientes de lo que han creado. Entonces, son igual de soberbios,
se refugian o andan ofreciendo disculpas y “hablar con el hijo” por tanta
pedantería.
Lo
peor de estos tipos es si convive con una mujer, ya que se supone que siendo él
superior a todos los demás la mujercita ha quebrantado su creencia. En este
mundo, si hay alguien superior a él, es ella. Entonces, se somete, y como ella
es tan igual a él se transforma en un ser peor que él. No hay quien los aguante.
No
son ricos o millonarios. No son sabios ni eruditos. No son modelos de belleza
física humana. Son un par de cojudos.
Con
esos tipos de lejos y, si tiene mujer, recontra lejos. No digo huir, sino de toparte
con alguno, estar bien lejos es mandarlos a la mierda para que sepan que
contigo también de lejos.
sábado, 12 de marzo de 2016
Reprimidos
De
acuerdo a la postura, exigencia y obligatoriedad en la aplicación del enfoque
dado a la pedagogía para el trabajo en aula, no hay profesor que deje de preguntarse:
-¿y, ahora, qué hago?
Para
el profesor, “no saber qué hacer no es
NO SABER, sino es saber y hacer lo que otros
dicen saber”. Así, de complicada está la cosa en esto de una pedagogía que aplica
en el papel, suena bonito en el discurso y, tal vez, se colme de buenas intenciones,
pero no supera los fracasos en el aprendizaje que le fueran aquejados al
anterior enfoque para sostener un
enfoque radicalmente distinto dado su interpretación. Pese a ello, se ha caído en
un empecinamiento que sigue forzando una situación despreocupada en el grado de
confusión, incomprensión y desorientación pedagógica del profesorado de la
escuela básica escolar.
No hay mala educación.
Malo es el enfoque pedagógico cuando no aplica a realidad distinta. Justamente, eso no quiere
entenderse. Lo bueno para uno, puede ser malo para otro. Imitar modelos pedagógicos
construidos en realidades distintas, como lo son países altamente desarrollados
en todos sus ámbitos posibles, no pone al Perú a la vanguardia de los mismos en
experiencia y logros académicos. Un mismo hombre enfrentado a dos realidades, distantes
y bastante distintas de oportunidades, no será el mismo en cada una de ellas en
sus experiencias y logros académicos. Sin ir muy lejos, bastaría la comparación
de la escuela privada con la escuela pública. Sin embargo, si de imitar se
trata, entonces lo que debería imitarse el uso de las bases teóricas del
aprendizaje y demás, para confrontarlas con la realidad del Perú e idiosincrasia
de su gente a fin, y de una vez por todas, se deje de hacer lo malo que se
viene haciendo.
Malo
es el enfoque porque está vuelto un juego de palabras donde la única regla es: “si
no sabes decir la palabra que el otro te ha obligado a repetirla, cuantas veces
quiera oírla, entonces puedes perder hasta la categoría de docente”. Es un
enfoque mal enfocado desde su aparición a mitad del año 1995, y que alienta una
libertad al educando que no se limita. En esa ilimitada libertad el profesorado
perdió su autoridad. Cualquier sujeto, además del alumno, puedo enfrentarlo,
encararlo, jalarlo de los pelos, arrastrarlo por los suelos, amenazarlo con
botarlo del colegio y decirle, a viva voz, lo que la ignorancia y el descontrol
de las emociones puedan ofensivamente herirlo.
Malo
es el enfoque porque ha reprimido al profesor. “Él o ella tiene que andarse con
cuidado”. El enfoque lo ha atado de pies y manos. No levanta la voz, así quiera
fijar una idea verbalmente. Todo lo felicita, así esté mal hecho. Destaca el
esfuerzo, así no lo haya. Da oportunidad, jamás una llamada de atención. No es
más un profesor, sino un facilitador.
“No hay mal que dure
cien años, ni cuerpo que lo resista”
jueves, 25 de febrero de 2016
¡Vaya memoria!
El medio, en todo su
conjunto, provee inagotable e incesante información que estimula sensorialmente
nuestra atención si ésta traspasa el filtro natural de la misma. Mucha
información no siempre interesa y antes de cualquier proceso mental se desvanece
sin llegar a ser percibida. Otra, en cambio, por la naturaleza y repetitividad cotidiana,
de una información que haya sido anteriormente procesada y memorizada, no sólo es inmediata al entendimiento,
sino que se dispone de respuestas, también inmediatas, o en activa disposición
para incrementar niveles más complejos del aprendizaje. La información
procesada, memorizada y dispuesta a la evocación de lo anteriormente aprendido
o a nuevos aprendizajes, tras el aprendizaje pre existente en la memoria, es el
conocimiento. La información procesada y
memorizada es en una experiencia. No resulta sencillo explicar y, a la vez,
entender cómo funciona al detalle el cerebro humano, pero no cabe duda alguna esa
capacidad, que deja maravillado a cualquiera de todo cuanto puede “producir”.
La
información que tiene la atención del cerebro se trabaja en la Memoria de Corto
Plazo – MCP, evocando la confrontación informativa con el amplio archivo informativo
de la Memoria de Largo Plazo – MLP a fin, converja el “entendimiento” y resulte
una correspondencia inmediata al haber anteriormente sido aprendida o, vaya a
trabajarse un nuevo aprendizaje si el proceso de la información acarrea desplegar
una mayor evocación de recuerdos que modificarán sus estructuras mentales a
través de la asimilación y acomodo.
La
capacidad de la MLP reserva solamente información hecha luego del trabajo de
cruce con todos los tipos de modelos o patrones informativos preexistentes con
los que encuentre afinidad estructural de lógica, razonamiento, emoción,
comunicación, etc., y que antes tuvo que dejar el plano de lo sensorial para
ser trasmitida a la MCP, y desde aquí a la MLP, en viceversa y tantas veces la
búsqueda de la percepción llegue a contener la evocación de los recuerdos
memorizados a fin, el trabajo en la MCP defina el entendimiento de la
información en conocimiento dispuesto al aprendizaje o a la modificación del
aprendizaje. Lo que yace aprendido y se evoca en una experiencia repetitiva de
información, suele tener una reacción tan inmediata que no por ello signifique
que no haya sido pensada.
De
tanta información y de tanto que se aprende, aun así la memoria no se “llena”. Tal vez, si sufre el desgaste natural que trae
consigo el paso de los años, pero no hace desmemoriado al hombre; aunque, algunos
quieran “hacerse” los desmemoriados.
Dícese
que la capacidad de memoria, siempre que se disponga al aprendizaje, es mayor
en el hombre de 0 a 5 años de edad, pudiendo extenderse hasta los 08 años de
edad en lo que respecta al lenguaje y la comunicación. En adelante, no es que
no haya memoria, sino que “la potencialidad” se da en los años referidos. Nunca
dejamos de aprender, por lo tanto requerimos de memoria, y ahí está.
La
memoria necesita ejercitarse. Se ejercita con la constante lectura, los
desafíos mentales (lúdicos, mucho mejor), con las tareas cotidianas, con las
conversaciones interesantes (diálogos), desafíos de la creatividad y cuanto
actividad haga trabajar la mente. Está claro, que sin el extremo de llegar a
pensar en barbaridades u ocurrencias descabelladas que puedan aturdir la razón,
el entendimiento y las emociones.
Que
hay patología clínica de la memoria, la hay, y ese es un campo de la medicina
con sus prescripciones y alternativas de tratamiento.
¡
Caramba, no me acuerdo que más iba a escribir…!
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