viernes, 29 de abril de 2016

¡Grrr…, rgrgrgr…!

No sé sabe si gruñir o rugir, pero es lo que está quedando por hacer si eso malo que viene ocurriendo en esta sociedad “te toca”.

Hay que gruñir o rugirle a la gente para que haga su trabajo. Hay que gruñir  o rugir para que otro deje de abusar de alguien. Hay que gruñir o rugir para que se haga justicia. Hay que gruñir o rugir para que te devuelvan lo tuyo. En fin, si no gruñes o ruges es la oportunidad esperada por muchos por ahí para tomarte como uno más con quien pueden hacer…“lo que les venga en gana”.

En el reino de los animales se incluye al hombre. No hay reino aparte para el hombre. Sin embargo, lo que lo diferencia del resto de su reino parece ser que sólo se ciñera a los inventos tecnológicos del cual hace gala de una enorme capacidad que al rato se desdice o degrada por la conducta del animal no humano que está ejerciéndola como medio de vida no cotidiano para quien es, naturalmente, un animal sí, pero “humano”.

Existe un Patrón de Acción Modal que asemeja las conductas naturales de los animales, y el hombre no se haya excluido. Eso, lo sabe, estudia, analiza y ejercita “refinadamente” a consecuencia del aprendizaje y en pro del desarrollo de sus demás y distintas capacidades “humanas”. Pero, ¿por dónde andará aquel “tanto estudio y tanto desarrollo” porque no es el privilegio de muchos, sino sólo de algunos o unos cuantos?

Con mayor intensidad, y si no es que le ocurra a todos, pero si al 99% de quienes si andamos preocupados por ser mejores personas, el salir a las calles es exponerse al encontronazo con cuanto tipo va por ahí comportándose como un animal no humano. Claro está, aquel tipo, no creyéndolo así, puesto que para esos hombres y mujeres, y de todo lo que he podido oírles decir, lo que los marcaría diferente a cualquier otro animal es el lenguaje, la dizque inteligencia, el estar parado en dos patas, el saber manejar una combi, la criollada, lo corpulento que pueda estar, etc. Mientras a otros, el carro del año, el apellido, la “maestría” o el vestido de traje que pudieran estar luciendo. Si eso pasa en las calles, pobre de esa gente buena que tiene que soportarlos en un mismo lugar o centro de trabajo.

- ¿Qué hacer?
Si sucede que el hombre tiene conductas de un animal no humano es porque así se le permite. Hay la tendencia de creer que todo es un derecho: “yo”, “sólo yo” y “nadie más que yo”. Lo lamentable es que sea el propio Estado quien lo promueva creyendo que con eso satisface a la población frente a su incapacidad de no dar la atención primaria sobre sus necesidades básicas que año tras año la afecta, daña y deteriora una calidad de vida que no llega nunca a alcanzar. Por ejemplo, se proclama y se marcha, con bombos y platillos, por “el derecho a la vida”…mientras, hay quienes andan enfermos, desnutridos y mueren por falta de alimentos. Siguiendo con el ejemplo, se proclama “el derecho a la seguridad” y no se hace absolutamente nada por la ausencia de oportunidades para el estudio o trabajo. Miles de jóvenes están siendo conllevados a renegar de su patria y, acto seguido, a delinquir. No es lo correcto, ni un pretexto aceptable, pero si una razón suficiente para quien lo padece.

Hay mucho por decir y, más, por hacer, pero nadie oye, ni quiere hacer si antes, de eso, no “hay un arreglo” u “obtención de lo que vaya o pueda repartirse”. ¿Cuánto hay?, ¿cómo es? Si no hay nada: - ¡no pasa nada cuñao! Y, si de educación se trata: - ¡eso no paga o en eso no se gana cuñao!

Se habla, se ofrece y se dice estar haciéndose mucho por la educación. Eso será siempre una mentira si las puertas de las oportunidades sólo se siguen abriendo a dependencia del lugar donde hayas estudiado.


Mientras “la justicia” sea sólo para condenar sin ver más allá de su sentido amplio de justicia para la humanidad, y mientras se crea que es la repartición de derechos, ésta será injusticia.