Con la novedad de los
Colegios de Alto Rendimiento… “si no eres bueno en el colegio,
confórmate con lo que te dan y donde estás, te toque ser alumno o profesor”.
Estamos
tan mal en educación pública que en vez de corregir, tanto error técnico
pedagógico y malentendida interpretación del derecho a favor del niño y
adolescente, se está proponiendo, y sólo para algunos alumnos y profesores, “escapar”
de su colegio público para ser rescatados en otro, también público, donde si
hay lo que en el suyo no… “un alto estándar académico”. A buen entendedor… el
propio Estado reconoce que la educación que ofrece es “baja” para no
describirla como mala o mediocre, proponiendo salvar a algunos de ésta.
Es
que acaso no entienden los “técnicos” que no hay interpretación distinta
mientras no se resuelva revertir la baja (mala o mediocre) educación que se
recibe en las escuelas públicas. Entiéndase de una vez por todas que es deber
del Estado impartir una educación pública, y más que referir opciones de
“escape” a nuevos colegios con altos estándares académicos, que sea capaz de
sostener el conocimiento, potencializarlo en el ejercicio de las habilidades y
humanizar a la niñez y adolescencia con el sentido de forjar jóvenes que se harán
inmediatos adultos transformadores de la sociedad en la que nos está tocando, a
otros, tener que desenvolvernos. Y, es a este nivel que debe llegarse porque no
hay que “rescatar” a algunos, como se está pretendiendo, sino “potenciar
ingenios, talentos, fantasías y sabidurías” de quienes verdadera y realmente destacan
por sobre los demás en lo que debiera ser el nivel académico en todas las
escuelas públicas. Nótese y considérese que al nivel actual de nuestra
educación pública se hace difícil encontrar ingenios, talentos, fantasías y
sabidurías, menos potenciarlas, sino… ¿cuánto se estaría hablando al respecto?
No
se quiera hacernos creer que con la propuesta de la generación de Colegios de Alto Rendimiento menores serán
las escuelas públicas con baja (mala o mediocre) educación. Tampoco, se nos
quiera hacer creer que menores serán las deficiencias técnicas pedagógicas a
razón de tanta propuesta, reajuste e implementación de “diseños”, “modelos”, “sistemas”
o “rutas”, que no sólo han llevado a la desorientación pedagógica de los
profesores, sino que los mantienen expuestos a la dura crítica y facilidad para
denunciarlos sin considerar su imagen, autoridad, carrera y vocación.
La
educación pública no requiere de más “técnicos” que, desde el error de la imposición
forzosa y severa de un modelo constructivista que desecha a la educación
denominada “tradicional”, no dejan de reformular y “re-reformular” ambiciosas
propuestas alejadas de la necesidad y problemática educativa, porque hasta
ahora no hay quien escuche las palabras de muchísimos sencillos profesores, pero
con calidad de maestros; sólo a él o ella se le impone, asusta con su evaluación…
y punto. Por cierto, ¿no se pudo ser más
ingenioso antes de lanzar las siglas “COAR” para referir a esos colegios?