Profesores
cada vez más aturdidos es el logro de los “genios” del Ministerio de Educación.
Cual si fuera la solución, se dio la orden de implantar el constructivismo, sin
admitir opinión ni inquietud del profesorado. Tal cuartel, “la orden debía
cumplirse sin dudas ni murmuraciones”. Entonces, una oleada de “capacitadores”
provenientes de dicha cartera ministerial, repetían robotizadamente que nada
podía ser mejor que educar con el “nuevo enfoque pedagógico”, a los extremos de
calificar de obsoleta a la educación tradicional, y garantizarle al profesor el
nivel de “maestro y guía”.
Sin
avances significativos, el retroceso tras los constantes reajustes, la colisión
con la realidad y la rehuida a la aceptación del error, fue lo que no pudo
ubicar a nuestros educandos en lugar distinto al penúltimo país con menor
habilidad matemática y comunicativa. Por otra parte, tal como se pudo haber
pronosticado, el profesorado enfrentado a la desorientación pedagógica y, cada
vez, con un alto nivel, pero de pérdida de autoridad en el aula.
Una
gama de verbos contenidos en competencias, capacidades, habilidades, destrezas,
aptitudes y actitudes, si abundan… no educan, desorientan. Si todo lo anterior
es por cada una de las denominadas áreas curriculares y por ciclos, ciertamente
abruman y, por tanto, alborota. Si se ahondara en temas de programación y
sistema de evaluación, habría que salir corriendo.
Cual
si fuera la solución, genios suscribieron la autoría de un corpulento y
ambicioso texto denominado Diseño Curricular Nacional o, abreviado en la labia
pedagógica, “DCN”. Nuevamente, una orden obligaba al profesor. Ésta vez, a declararle
su fidelidad y sumisión. Sí, esa debía ser la reverencia obligada frente a
“sagrado” texto de “genios de la educación peruana”. Sin embargo, por un lado,
penúltimos en la tabla básica del saber; por el otro, tal como se pudo
vaticinar, cansancio y dejadez de quien se ha sentido objeto de manipulación.
Cual
si fuera la solución, hace su aparición las Rutas del Aprendizaje, éstas
disolverán al DCN. Lo inentendible es que su concepto es interesante y, en
principio, podría pensarse que al fin algún “genio” puso atención a la opinión
e inquietud del profesor. Pero, si se conoce su contenido, no hay duda que sólo
de su denominación disolverá al DCN porque su extensa longitud, los baches, la
congestión vehicular y la posible toma de carreteras, harán las rutas
intransitables. Del lado del profesor, habría que preguntarle a los genios qué
creen pasará con ellos.
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