- ¡Ay, ¿cómo se
atreven a publicar que el peor enemigo de un peruano es otro peruano?! – Exclamó un señor.
- ¡Qué horror!, ¿dónde
estamos?
– Añadió.
- ¡Están locos
esos publicistas!, ¡unámonos de inmediato en una campaña contra quienes
publicaron esa barbaridad! – Aparentemente muy mortificado, terminó por exclamar el
señor.
- ¡Riiiiiing…! – Suena el teléfono
del señor.
- ¡Aloooó…! – Contesta el señor.
- ¡Papá, papá… me
acaban de romper el vidrio de la luna del carro, abierto la puerta y arranchado
la cartera, mi Mac y demás! – Gritaba asustada la hija.
-
¡Esos malditos conch…! – Eufóricamente respondió
el señor.
-
¿Y la policía? – Le preguntó el
señor a su hija
-
¡No había
ninguno!
– Contestó la hija.
-
¡Esos hijos de p…! – Eufóricamente respondió
el señor.
Tras
lo sucedido, alguien se atrevería a
preguntarle a ese señor o a su hija sobre “peruanidad”, “patriotismo”, “ponle
corazón”, “¿somos gentiles los peruanos?”, etc. Se atrevería ese mismo señor a
preguntarle a su hija sobre el dichoso cartel de “el peor enemigo de un peruano
es otro peruano”.
Qué
fácil es ver las cosas desde la vereda de al frente, ¿no? Pues, al parecer es
así como la mayoría se mantiene ante la desgracia ajena. Y, ante la prosperidad
de otros, lo más cercano posible para hacerlos caer en desgracia. No sé si así fue
siempre, pero lo que sí sé es que nos toca vivir un tiempo donde a nadie parece
interesarle que hayan tantos peruanos convirtiéndose en Gente de… “miércoles” al seguir decayendo en la
irracionalidad, salvajismo, vandalismo, egocentrismo, individualismo, etc.
0 comentarios:
Publicar un comentario